¿Cómo puede mi joven, descarado, y arrogante ser llevarse bien con mi abuela?

                                                       An Qi     
Mi nombre es An Qi. Antes de tener seis años de edad, yo vivía en la casa de mi abuela. En esa época, mi abuela era la persona a quien yo me sentía más apegada. Cada día cuando yo iba a la guardería, mi abuela decidía la ropa que me pondría y cómo me peinaría.
Yo sentía que mi abuela hacía estas cosas de la mejor manera. Gradualmente, crecí y empecé a desaprobar algunas de las cosas que mi abuela hacía. Ella también empezó a desaprobarme. Cada vez que yo iba a su casa, ella me reprendía. Si no me incordiaba por una cosa, me incordiaba por otra. Yo me sentía muy molesta

En 2016, se hizo muy popular llevar un collar alrededor del cuello. Yo también me había comprado uno de estos collares. Un día, después de la escuela, fui con alegría a la casa de mi abuela. Cuando llegué allí, ella me miró con los ojos entrecerrados y me dijo con desaprobación: “Mira qué clase de artilugio llevas alrededor del cuello. Es como un collar de perro. ¿Te sientes cómoda con eso tan apretado alrededor del cuello?”. Originalmente, me sentía muy feliz pero después de oírla decir esto, yo ya no estaba en absoluto feliz. Contesté contrariada: “Eres muy vieja. ¿Qué entiendes tú? Esto se llama moda. ¡Aunque te lo explicara, no entenderías!”. Por esta razón, yo aún estaba malhumorada por la tarde.
Al día siguiente, dije a mi abuela: “Abuela, hace mucho tiempo que no me peinas. ¿Puedes peinarme?”. Cuando ella me oyó decir esto, me peinó con alegría. Cuando terminó de peinarme, eché un vistazo: ¡Dios mío! Mi pelo estaba tan fuertemente recogido que me estaba levantando los ojos. Por si fuera poco, ella me mojó el pelo con agua, por lo que el mismo empezó a parecer grasiento. No pude evitar gritar: “¿Qué hiciste? ¿Quién se peina así ahora? ¡Es espantoso! Mira cómo cuando lo peinas con agua, parece que una vaca lamió mi pelo”. Mi abuela dijo: “¿No se ve esto fantástico? ¡Una chica joven se ve bien cuando su pelo se peina de forma esmerada y elegante! En el pasado, solías estar contenta con la forma en la que yo te peinaba. ¡Ahora, simplemente parece que tienes tus propias nociones sobre lo que está de moda!”. Cuando oí a mi abuela decir esto, me enfadé aún más. Pensé: “Como puedes estar al día si miras las cosas con tus ojos viejos? En el pasado, ni siquiera teníais un teléfono móvil, pero ahora puedes usar uno. ¿Puede compararse tu pasado con el tiempo presente?”. Me marché de la casa de mi abuela con un ataque de ira.
A partir de ahí, no me gustaba ir a la casa de mi abuela porque cada vez que yo iba, ella encontraba algo con lo que incordiarme. En una ocasión, yo llevaba pantalones vaqueros anchos cuando fui a casa de mi abuela. Cuando ella me vio, me dijo: “Mira esos pantalones. Son tan anchos. Y te subiste las perneras. ¡Pareces una pequeña matona!”. En otra ocasión,me puse pantalones de mendigo y fui a casa de mi abuela. Cuando ella vio que mis pantalones estaban un poco sucios, me los lavó. El resultado fue que al día siguiente me puse esos pantalones y vi que el agujero que tenían ya no estaba. Desconcertada, pregunté: “¿Qué ha pasado con el agujero de estos pantalones?”. Mi abuela se quejó con tristeza: “¡Lo cosí! Había un agujero en tus pantalones, pero ni siquiera lo sabías para dárselos a tu madre para que los cosiera. ¿Cómo puedes vestir pantalones raídos con tanto entusiasmo?”. En ese momento, yo estaba furiosa y dije a mi abuela con rabia: “Estos pantalones eran así originalmente. Cuando los compré, ya tenían un agujero. ¡Se llaman ‘pantalones de mendigo’!”. Mi abuela dijo: “¿Piensas que es fácil para tu madre ganar dinero? ¿Cómo puedes gastar dinero en pantalones raídos? Tienes dinero pero no sabes en qué debes gastártelo. Si no es todo tu tobillo es toda tu rodilla…”. Seguidamente, ella empezó a despotricar mucho. Antes de que ella pudiera terminar, en una rabieta, yo le dije: “¿Has acabado ya? Siempre que yo venga a tu casa, me incordiarás. Quizás no venga más a partir de ahora. Mira algunas de las personas que salen en la televisión. ¿No están vistiendo igual? ¡Realmente debes cambiar tu visión anticuada, de lo contrario no tendré nada de lo que hablar contigo!”. Cuando mi abuela oyó esto, se enojó. Ella masculló: “Sólo sabes mirarme de mala manera”.
Cuando volví a casa, dije a mi madre: “¡A partir de ahora, ya no iré más a casa de mi abuela!”. Mi madre me preguntó: “¿Por qué? ¿No te gustaba ir a casa de tu abuela?”. Le conté a mi madre lo que había ocurrido en casa de mi abuela. Mi madre me dijo: “Eres muy quisquillosa. Ahora, empiezas a ignorar a tu abuela. Cuando tenías doce años, empezaste a asistir a reuniones y a leer la palabra de Dios. Ya has creído en Dios durante algunos años. Debes considerar esta situación conforme a las palabras de Dios. No menosprecies siempre a tu abuela”. Yo no dije nada, pero, en mi mente, pensé: “Vosotras dos sois iguales. ¡Vuestros pensamientos son anticuados!”.
Después, abrí las palabras de Dios y leí lo que Dios dijo: “¿A qué aspecto del carácter se refiere la manifestación de “el atrevimiento y la arrogancia de la juventud? ¿Por qué digo que aquellos de aproximadamente 16 ó 17 y aquellos en sus veintes son jóvenes, atrevidos y arrogantes? ¿Por qué uso estas palabras para describir a los jóvenes en este grupo de edad? No es porque esté predispuesto hacia aquellos en este grupo de edad o que los menosprecie. Es porque las personas en este grupo de edad tienen un cierto tipo de carácter. Porque las personas en este grupo de edad son inexpertas en los asuntos del mundo y tienen poco entendimiento de los asuntos de la vida humana, cuando apenas comienzan a entrar en contacto con los asuntos del mundo y de la vida humana, piensan: ‘Entiendo. Entiendo completamente. ¡Lo sé todo! Puedo entender de lo que hablan los adultos y puedo seguir el ritmo de todas las cosas novedosas en la sociedad. Ahora los teléfonos móviles se están desarrollando rápidamente, con funciones que son tan complicadas; ¡yo sé cómo usarlo todo! Vosotras grupo de ancianas no entendéis nada. Ni siquiera podéis prender la televisión y si os las ingeniáis para prenderla, no la podéis apagar otra vez”. Hay algunos jóvenes, que cuando sus abuelas les hablan y les dicen: ‘Has esto por abuela,’ que contestan: ‘Eh, ni siquiera puedes hacer esto. ¡Los ancianos realmente son inútiles!’ ¿Qué clase de manera de hablar es esa? No olvides, un día también envejecerás. ¿Ser capaz de hacer algunas cosas como esa se puede considerar un talento? ¿Se puede considerar una habilidad? Puedes decir que no, pero cuando te encuentres con algún problema, expresarás este tipo de carácter. ¿Qué es esto? Eso es lo quiere decir, ‘Los jóvenes son atrevidos y arrogantes’. Esto es lo que las personas expresan” (‘Los jóvenes deben ver las intenciones de las tendencias malvadas del mundo’ en “Registros de las pláticas de Cristo”). Después de terminar de leer las palabras de Dios, pensé: “¿No me están describiendo estas palabras de Dios? Así es como yo soy exactamente. Siempre ignoro a mi abuela y pienso que ella es estúpida. Ella me tiene para ayudarla a hacer muchas cosas. Cuando no puede encontrar un número en su teléfono, me necesita para encontrarlo. Cuando pone su teléfono en silencio, arma un gran alboroto y hace que yo compruebe si su teléfono está roto o no. Recuerdo un ejemplo que me avergonzó aún más. Yo quería conectarme al WiFi del vecino pero no sabía la contraseña. Le pedí a mi abuela que fuera y le preguntara. Finalmente, ella preguntó al vecino: “¿Cuál es la contraseña de tu comida para llevar[a]?”. Cuando mi abuela volvió, le regañé. Mi abuela tampoco tiene idea sobre las tendencias populares de la sociedad y como consecuencia, la veo como una tonta. … ¡En realidad, esta es la manifestación de la insolencia y la arrogancia de la juventud! Si yo no hubiera leído las palabras de Dios, yo seguiría pensando que lo que yo estaba haciendo era correcto, que los pensamientos de mi abuela eran demasiado anticuados y que ella era incapaz de estar al día con los tiempos. Actualmente, creo en Dios. No puedo ser tan arrogante y rebelde como lo fui en el pasado. ¡Debo cambiar! A continuación, oré a Dios: “Dios, siempre menosprecio a mi abuela y pienso que es tonta. Cuando ella me incordia, me enojo. Siempre siento que mi abuela es incapaz de entender mis pensamientos. No quiero ser así. Sin embargo, realmente no puedo confiar en mí misma para cambiar. ¡Dios, ayúdame por favor!”.

Después, hubo otro tiempo en el que yo iba a casa de mi abuela y como no había nadie allí para jugar conmigo, yo jugaba con mi teléfono móvil. Sin embargo, el nivel de la batería de mi smartphone era muy bajo y después de un rato, este se apagaba. Como consecuencia, cuando yo no estaba jugando con mi teléfono móvil, cargaba su batería. ¿Quién habría pensado que después de cargar mi teléfono móvil durante sólo diez minutos, mi abuela lo desenchufaría? Al principio, creí que quizás mi abuela pensaba que el teléfono móvil ya estaba totalmente cargado. Yo no decía nada y simplemente lo enchufaba de nuevo. El resultado era que mi abuela lo desenchufaba otra vez. Esto ocurrió dos o tres veces. Finalmente, me impacienté y dije con rabia a mi abuela: “Mi teléfono móvil no ha terminado de cargarse. ¿Por qué sigues desenchufándolo?”. Mi abuela masculló: “Sé que no ha terminado de cargarse. ¿Cuánta electricidad necesitas gastar para que se cargue completamente? Aún mas, ¿por qué tienes que cargar siempre tu teléfono móvil? ¡El mío puede durar toda una semana con una carga completa!”. Después de oír a mi abuela decir esto, no pude evitar gritarle: “¡Tu teléfono móvil es para personas viejas y está completamente anticuado! El mío es un smartphone. ¿Puedes siquiera comparar tu teléfono móvil con el mío? Mi teléfono móvil no reCuando eras pequeña, yo te llevaba y te sostenía. ¿Lo has olvidado?”. Cuando terminó de decir esto, mi abuela se marchó enfadada y furiosa. Después de que ella se marchara, me sentí un poco mal. Mientras tanto, me deprimí mucho: “Yo no quería gritarte, pero por qué intentas siempre que yo me conforme a las reglas de vuestra generación? ¡Estás tan anticuada!
Cuando me fui a casa, conté a mi madre esta situación. Mi madre dijo: “No debes despotricar contra tu abuela. Ella es muy vieja y debes hablar con ella agradablemente. Además, eres una cristiana. No debes ser tan arrogante que pierdas tu juicio. ¡Sólo puedes honrar a Dios viviendo una humanidad normal!”. Mi madre hablaba al mismo tiempo que abría las palabras de Dios: “¡Echa un vistazo a lo que Dios ha dicho sobre ello!”.
Tomé el libro de las palabras de Dios y empecé a leer lo que Dios dijo: “Cuando algunos jóvenes están hablando, no miran directo a la persona a la que le están hablando, no tienen respeto por nadie y todo lo que dicen está lleno con un tono de desdén. Si hablas un momento con ellos, pero no es de su agrado, solamente te ignorarán. Es bastante difícil ser un padre hoy en día y muy difícil llegar a conocer la mentalidad de los jóvenes. Si dicen una palabra equivocada, su hijo hará un berrinche y se irá enojado y para ellos es muy difícil comunicarse con los adultos. Esto es para decir que existen problemas con el pensamiento de muchos jóvenes hoy y que las cosas de la humanidad normal cada vez son menos. ¿No es creada esta situación por las tendencias malvadas y por esta sociedad malvada?” (‘Los jóvenes deben ver las intenciones de las tendencias malvadas del mundo’ en “Registros de las pláticas de Cristo”). Cuando terminé de leer las palabras de Dios, me fue muy difícil soportarlo. Sentí como si estuviera recibiendo el castigo. Las palabras de Dios estaban refiriéndose a mí. Esta era la forma en la que yo interactuaba con mi abuela. Cuando ella decía que yo estaba equivocada, me daba una rabieta. Cuando ella hacía algo que no me gustaba, si yo no despotricaba contra ella, la avergonzaba. Mi carácter es bastante malo. Pensé en cómo me había amado mi abuela todo el tiempo. Cuando había algo bueno para comer, ella no quería comérselo. Me esperaba y me lo daba. Sin embargo, si yo no era hostil con ella por esto, lo era por aquello. Si cambiáramos nuestras posiciones y yo fuera la abuela y mi nieta me tratara así, ¡me sentiría muy mal! Cuanto más pensaba yo en esto, más remordimiento sentía. En ese momento, mi madre me dijo: “Hoy en día las personas siguen las tendencias del mundo. Buscan el disfrute material. Buscan cualquier cosa que sea popular en la sociedad. Las tendencias de la sociedad no son la verdad y no son cosas positivas. Si somos influenciados y manipulados por las tendencias de la sociedad, nuestras perspectivas de la vida y la forma en la que vemos las cosas se distorsionarán gravemente. Esto sería una violación completa de las palabras de Dios, de la verdad y de la humanidad normal. Esto causaría que Dios nos aborreciera. Sin embargo, creemos que estamos siguiendo precisamente las tendencias de la sociedad y que nos encontramos en la vanguardia de nuestra era. Es como si lo entendiéramos todo. Lo sabemos todo y no hay nada que pueda detenernos. Creemos que somos muy capaces. Gradualmente, nuestro carácter se vuelve cada vez más arrogante, engreído y condescendiente. Menospreciamos a los demás y nadie se atreve a provocarnos. Estas son las consecuencias que resultan cuando las personas son influenciadas secretamente por las tendencias sociales hoy en día”. Después de que mi madre dijera esto, pude ver que mis propias manifestaciones eran exactamente iguales a lo revelado por las palabras de Dios. Tal como Dios dijo: “las cosas de la humanidad normal cada vez son menos”. Sentí que esto era extremadamente difícil de soportar. Empecé a odiarme: “¿Cómo podía ser yo tan miserable? ¡Mi abuela estaba en lo cierto cuando decía que yo era una pequeña niña mimada desagradecida! Cuando recordé cómo hablaba yo a mi propia abuela, empecé a preguntarme si eso la entristecía mucho. ¡Soy realmente corrupta e ignorante! En consecuencia, oré a Dios: “Dios, me siento realmente mal por enojarme con mi abuela esta vez. Ya no quiero ser esta clase de niña. Debo cambiar mi carácter arrogante, vivir una humanidad normal y ser una niña sensible y bien educada. ¡Dios, por favor guíame!”.
Durante ese tiempo, oré frecuentemente sobre esta situación. Cuando iba a casa de mi abuela, prestaba una atención particular a poner en práctica este aspecto. En las ocasiones en las que mi abuela me hablaba farragosamente y me molestaba, yo oraba a Dios en mi corazón. Cuando yo terminaba de orar, no me sentía tan enojada. Hubo una vez en la que yo me estaba preparando para salir con mi abuela. Ella estaba buscando en su armario pero no podía encontrar nada que le gustara para ponérselo. Me preguntó: “¿Qué debo ponerme?”. Yo quería decirle: “¡Eres tan vieja que no importa lo que te pongas!”. Justo cuando yo estaba a punto de soltar eso, me di cuenta de que era incorrecto y de que yo estaba revelando un carácter arrogante. En ese momento, recordé las palabras de Dios con respecto a “Los jóvenes son atrevidos y arrogantes”. Como consecuencia, dije: “Realmente, esta ropa se ve bastante bien. Sin embargo, hoy hace bastante calor. Quizás no debas ponerte demasiadas cosas. Ponte esto, es más fino”. A partir de ahí, cada vez que yo tenía una rabieta con mi abuela, recordaba las palabras de Dios de revelación y juicio. En consecuencia, abandoné conscientemente la carne y puse en práctica la verdad. Cuando empecé a poner en práctica la verdad de esta manera, me sentí muy relajada. Ya no me sentía tan sofocada como en el pasado cuando me enojaba con mi abuela. En el pasado, a causa de algún problema pequeño, yo me enfadaba con mi abuela. Yo raramente tenía la oportunidad de volver a su casa, pero cuando volvía, las dos estábamos tristes a causa de mi enojo. Especialmente cuando yo pensaba en los ojos indefensos de mi abuela cada vez que yo terminaba de despotricar, yo sentía mucho pesar. Vi que yo era tan arrogante que ya no tenía humanidad. A partir de ahora, ya no debo ser tan increíblemente arrogante. Debo vivir conforme a las palabras de Dios. ¡Debo vivir una humanidad normal y agradar a otras personas y a Dios!
Después, mientras yo estuviera con mi abuela, mi corazón no se atrevería a dejar a Dios porque yo sabía que si confiaba en mí misma, no sería capaz de conquistar a mi carácter corrupto. Hubo una ocasión en la que mi abuela vino a mi casa de visita. A la hora del almuerzo cuando estábamos cocinando, ella añadió demasiado arroz. Nosotras tres básicamente no podíamos comer tanto arroz. Pensé: “Has cocinado durante muchísimos años. ¿No sabes cuánto arroz poner? Justo cuando yo estaba a punto de regañar a mi abuela, de repente, pensé en las palabras de Dios: “No olvides, un día también envejecerás. ¿Ser capaz de hacer algunas cosas como esa se puede considerar un talento? ¿Se puede considerar una habilidad?” (‘Los jóvenes deben ver las intenciones de las tendencias malvadas del mundo’ en “Registros de las pláticas de Cristo”). En ese momento, supe que mi naturaleza arrogante era una enfermedad recurrente. En mi corazón, dije a Dios: “Dios, una vez más tengo una rabieta y quiero regañar a mi abuela. Sé que esto es por mi naturaleza arrogante que se reaviva y que es incorrecto. Este no es Tu propósito. Por favor, ayúdame a abandonar mi arrogancia y a vivir una humanidad normal!”. Cuando terminé de orar, mi corazón se tranquilizó y dije medio en broma a mi abuela: “Pusiste demasiado arroz. Con tanto arroz en esta olla, no sé cuánta agua se necesita añadir. Si añado demasiada agua, sólo tendremos potaje blando de arroz”. Cuando mi abuela me oyó decir esto, empezó a reírse. Ella me alabó diciendo que yo había cambiado mucho. No sólo sabía yo hacer las tareas de la casa, sino que mi carácter ya no era tan necio como solía serlo en el pasado. Ella dijo que yo había crecido y me había vuelto sensible. Yo sé que ahora ya no digo cosas conforme a un carácter arrogante. Soy un poco más sabia y un poco más sensible. Todo esto se debe a que las palabras de Dios me cambian. Si yo tuviera que confiar en mí misma, nunca habría cambiado.
Después, yo pedí frecuentemente a mi abuela que me contara historias sobre su pasado. Gradualmente, empecé a entender que los hábitos de vida de mi abuela en el presente tenían relación con su vida en el pasado. Si yo hubiera nacido durante la época de mi abuela, yo habría sido igual que ella. Cuando pensé desde la perspectiva de mi abuela, empecé a entenderla. Cuando cambié la manera en que yo veía las cosas, abandoné mi propia arrogancia y empecé a tratar a mi abuela apropiadamente, la brecha generacional entre mi abuela y yo desapareció poco a poco. Ahora, ya no digo que mi abuela está anticuada. Todo lo contrario, puedo aprender de ella algunas cosas positivas que las personas de mi generación no poseen. Estoy agradecida a Dios por cambiarme. ¡Que toda la honra sea para Dios Todopoderoso!
Notas a pie:
a. En chino, WiFi suena parecido a “Wai Mai”, que significa “comida para llevar”.quiere mucha electricidad para cargarse. Aún más, tus gastos diarios los paga mi madre, ¡así que no estoy gastando tu dinero! ¡Eres muy tacaña!”. Cuando mi abuela me oyó regañarle, dijo con tristeza: “¡Tú eres verdaderamente una niña mimada desagradecida! ¿Cómo te atreves a replicarme? 

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