Xiaozhen era una cristiana sencilla y de buen corazón. Trataba a todos sus amigos con un corazón sincero. Sin embargo, enfrentada con sus intereses, sus viejos amigos se convirtieron en enemigos.
Soy granjero y, puesto que mi familia es pobre, siempre tuve que viajar mucho para encontrar trabajos temporarios para ganar dinero. Pensé que podía tener una buena vida haciendo tareas físicas.
Feng Jiahui creía en el Señor junto a sus padres desde que era joven. A los 18 años ingresó en la escuela seminario y a los 30 se convirtió en predicadora en una iglesia casera de Shanxi, China. Durante muchos años, Feng Jiahui mantuvo la firme creencia de que la Biblia fue inspirada por Dios y que debemos creer en Dios según la Biblia.
Nací en la década de 1980 en una aldea. Por generaciones hemos sido una familia de granjeros. Me aboqué a estudiar para poder aprobar los exámenes de ingreso en la universidad y escapar de la vida de pobreza y el atraso de la aldea.
Soy una persona sincera por naturaleza, por lo que siempre fui acosado por otras personas. Por lo tanto, probé el sabor de la frialdad del mundo del hombre y sentí que mi vida era vacía y que no tenía significado. Después de que comencé a creer en Dios Todopoderoso, por medio de la lectura de la palabra de Dios y de haber experimentado la vida de la iglesia, disfruté de una fe y de un gozo en mi corazón como nunca antes había sentido.
Cheng Huize es colaboradora de una iglesia clandestina en China. Lleva muchos años creyendo en el Señor y trabajando para Él con entusiasmo inquebrantable. Asume muchas responsabilidades en la iglesia y tiene compasión por sus hermanos y hermanas. Conforme su iglesia se iba quedando más desolada cada día, la maldad dentro de la misma era cada vez más frecuente. El pastor propuso activamente que la iglesia fundara una fábrica, llevó a los seguidores por el camino a la riqueza y también los incitó a unirse a la Iglesia de las Tres Autonomías, de modo que pudieran contar con ayuda del Gobierno comunista chino.
Nací en una pobre y remota zona montañosa donde hemos quemado incienso y adorado a Buda por muchas generaciones. Hay templos budistas en toda la tierra donde todas las familias iban a quemar incienso; nadie había creído en Dios. En 1995, mi esposa y yo estábamos en otra parte del país donde creíamos en el Señor Jesús; después de regresar empezamos a difundir el evangelio y el número de personas que lo aceptaron creció lentamente hasta llegar a más de 100 personas.