No hay ningún trato especial en la iglesia

Liu Xin    Ciudad de Liaocheng, provincia de Shandong
Después de seguir a Dios durante estos años, sentí que había soportado algunos sufrimientos y había pagado un cierto precio, así que poco a poco comencé a vivir a expensas de mis ganancias pasadas y a hacer alarde de mi jerarquía. Pensé:


Me he ido de casa por tantos años y mi familia no ha escuchado de mí en un largo tiempo. Bajo estas circunstancias, la iglesia seguramente me cuidará. Incluso si no cumplo bien mi obra, no me mandarán a casa. Cuando mucho, sólo me despedirán y me pondrán a hacer alguna otra obra. Debido a ese pensamiento, no tenía ninguna carga en absoluto en mi obra. Me hice de la vista gorda para todo y hasta vi la obra del evangelio como un estorbo, viviendo siempre en dificultades y excusas. Aunque sentía mi corazón acusado y mi conciencia culpada porque le estaba debiendo demasiado a Dios por mi comportamiento superficial, y que tarde o temprano sería eliminada, sólo me dejé llevar por la mentalidad de esperar a la suerte, malgastando mis días en la iglesia.
Dios es justo y santo. Al final, después de estropear completamente mi obra por mis tratos superficiales a largo plazo, fui despedida y enviada a casa para la autorreflexión. En ese momento, estuve perpleja: ¿Cómo no podían mostrarme un poco más de consideración? Después de trabajar por tantos años, ahora tengo que irme a casa, así como así. Pero, ¿cómo puedo enfrentar a mi familia si regreso a casa ahora? ¿Qué perspectivas tendré en el futuro?… Mi corazón se volvió extremadamente caótico y me llené de malentendidos y de culpa hacia Dios. Caí en la oscuridad, luchando en el dolor.
En medio del sufrimiento extremo, vine ante Dios y clamé a Él: Oh Dios, siempre pensé que después de trabajar lejos de casa por todos estos años y soportar algún sufrimiento, la iglesia no me trataría así. Ahora vivo en la oscuridad, mi corazón está lleno de malentendidos y de culpa hacia Ti. Por favor ten misericordia de mí otra vez para que pueda recibir Tu esclarecimiento y guía en la oscuridad… Después de orar repetidamente así varias veces, la palabra de Dios me esclareció. Un día, vi estas palabras de Dios: “No sentiré lástima por aquellos de vosotros que sufren durante muchos años y trabajan duro sin obtener nada a cambio. Por el contrario, trato a aquellos que no han cumplido mis exigencias con castigo, no con recompensas, y menos aún con conmiseración. Quizás imaginéis que por ser un seguidor durante muchos años dedicáis trabajo duro sin importar lo que pase, por lo que en cualquier caso podéis conseguir un bol de arroz en la casa de Dios por ser un hacedor de servicio. Yo diría que la mayoría de vosotros piensa de esta forma, porque habéis buscado hasta ahora el principio de cómo sacar provecho de algo y que no se aprovechen de vosotros. Por tanto, os digo con toda seriedad: No me importa lo meritorio que sea tu trabajo duro, lo impresionantes que son tus cualificaciones, lo cerca que Me sigas, lo renombrado que seas ni cuánto haya mejorado tu actitud; mientras no hayas hecho lo que Yo he exigido, nunca podrás conseguir Mi aprobación. […] porque no puedo llevar a Mi reino, a la era siguiente, a Mis enemigos ni a las personas que apestan a maldad según el modelo de Satanás” (‘Las transgresiones llevarán al hombre al infierno’ en “La Palabra manifestada en carne”). Cada palabra de Dios reveló Su majestad e ira, apuñalándome directamente en mi punto fatal como una espada de dos filos y haciendo añicos completamente mi sueño de “al menos poder ganarme la vida en la iglesia sin importar qué por el trabajo que aporto, incluso si no es meritorio”. En este momento, no tenía opción sino autorreflexionar: Aunque me fui de casa y he estado cumpliendo mi deber fuera en estos últimos años, apareciendo en la superficie de haber pagado un poco de un precio y sufrido un poco, no sentí el dolor de Dios en absoluto y nunca pensé en cómo cumplir mi deber correctamente para agradar a Dios. En cambio, actué superficialmente al tratar con mi obra. Particularmente durante este periodo, no tuve ninguna carga en absoluto en mi obra del evangelio y ni siquiera tomé en serio la cuota del evangelio de la iglesia, ni me importó si la completaba o no y ni sentí que le debía algo a Dios. Incluso traté la obra del evangelio como un estorbo, pensando que si más personas nuevas tenían que venir y no podía encontrar a alguien para que les regara, incluso, eso sería todavía más problemático. Consecuentemente, no mostré ningún interés en la obra del evangelio y ocasioné que sufriera una gran pérdida. Como no presté atención a la obra de regarles a las nuevas personas, resultó que algunos nuevos creyentes se fueron porque no tuvieron a nadie que les regara. La iglesia arregló para mí encontrar familias anfitrionas y manejar algunos otros asuntos generales, pero todavía estaba viviendo en dificultades y excusas, negándome a cooperar con Dios. Además, estaba contenta con mi situación presente y no busqué el progreso, depravándome hasta cierto punto y perdiendo seriamente la obra del Espíritu Santo, y causando que varios aspectos de la obra de la iglesia cayeran en un desorden… Pensé en mi comportamiento: ¿Cómo estaba esto cumpliendo mi deber? ¡Esto sólo era hacer el mal! Pero en realidad sentí que, aunque mi trabajo no hubiera sido meritorio, al menos había aportado un trabajo arduo, y que no importaba qué, por lo menos debía poder ganarme la vida en la iglesia. Cuando la iglesia arregló para mí regresar a casa a autorreflexionar, incluso sentí que me habían agraviado. Incluso hasta me vi como una contribuidora de la iglesia, descaradamente haciéndole exigencias a Dios y haciendo alarde de mi jerarquía. ¡Realmente fui muy irracional, muy falto de sentido común! ¡Este carácter mío fue muy abominable y aborrecible para Dios! La iglesia es diferente a la sociedad y al mundo en que el justo carácter de Dios es despiadado hacia cualquier persona. No importa cuán calificado estés, cuánto sufrimiento hayas soportado, o cuánto tiempo lo hayas seguido. Si tú ofendes el carácter de Dios, todo lo que descenderá sobre ti es la ira y la majestad de Dios. ¿Cómo podía un parásito como yo que no hizo su trabajo real y sólo vivió de la iglesia posiblemente ser la excepción ante el Dios justo? Sólo fue entonces que me di cuenta de que mi despido y el hacerme auto-reflexionar eran precisamente el justo juicio de Dios para mí. También fue el más grande amor y salvación que Dios podía darle a este hijo de desobediencia como yo. De otra manera, todavía estaría aferrándome a la visión equivocada de “al menos poder ganarme la vida en la iglesia sin importar qué por el trabajo que aporto, incluso si no es meritorio”, dormido en el hermoso sueño que urdí para mí mismo, y finalmente pereciendo en mi propia imaginación.
¡Oh Dios! ¡Gracias! ¡Te alabo! Incluso si Tu método para salvar no coincide con mis nociones, ahora entiendo Tus intenciones y veo Tu cuidado y pensamiento. ¡Estoy dispuesta a aceptar Tu castigo y juicio, y por medio de él reflexionar correctamente y conocerme, conocer Tu justo carácter y además estar dispuesta a arrepentirme y comenzar de nuevo para convertirme en una nueva persona!

No hay comentarios:

Publicar un comentario